Si estás a punto de inaugurar un negocio, te estarás familiarizando con algunos términos del mundo empresarial que hasta ahora no habías escuchado. Uno de los que crea más confusión es el domicilio fiscal y social.
Aunque suelen confundirse, son términos con significados distintos y con diferencias importantes. En este artículo queremos explicarte cuál es la diferencia entre el domicilio fiscal y social de una empresa o profesional autónomo.
Para poder apreciar las diferencias entre ambos términos, explicaremos en qué consisten cada uno de ellos.
Lo primero que debes saber para entender la diferencia entre domicilio fiscal y social es que un autónomo o profesional solo tendrá domicilio fiscal. El domicilio fiscal será el domicilio al que acudirá Hacienda si necesita entregarte un comunicado o hacerte llegar un requerimiento. La ley que rige el domicilio fiscal es la Ley General Tributaria.
Como es lógico, el domicilio fiscal de una profesional o autónomo será su domicilio habitual. Las empresas, en cambio, establecerán como domicilio fiscal la dirección donde lleva a cabo sus obligaciones y donde hace frente a sus derechos fiscales.
Por lo tanto, el domicilio fiscal es el que aparecerá en las facturas que envía y recibe la empresa, así como en los encabezados de sus nóminas.
Tal y como hemos indicado en el punto anterior, solo las personas jurídicas contaran con domicilio social. El domicilio social es el lugar donde se llevaran a cabo las gestiones administrativas y la dirección de la empresa. La ley que rige el domicilio social es La ley de sociedades de capital.
El domicilio social figurará en las escrituras públicas de la constitución de la empresa y determinará el Registro Mercantil donde corresponde inscribir a la sociedad, los juzgados competentes, la delegación tributaria y la normativa local o autonómica que aplique a la empresa.
Aunque es posible que el domicilio fiscal y el domicilio social de una empresa sean distintos, en la mayoría de ocasiones suelen coincidir.
Debido al auge del teletrabajo, cada vez más empresas han abandonado su oficina habitual para que sus trabajadores lleven a cabo el mismo trabajo desde sus hogares. Uno de los inconvenientes que suele surgir es que al abandonar la oficina se pierde la dirección donde esta establecido el domicilio fiscal y social.
Una de las mejores soluciones es utilizar los servicios que ofrecen muchos coworkings. Aunque su principal función es la de ofrecer un espacio de trabajo, también ofrecen la posibilidad de ofrecer su espacio como domicilio fiscal y social para otras empresas. Este tipo de negocios suele establecer una cuota mensual o anual por este servicio.
De esta forma, consigues solucionar uno de los principales problemas de no contar con oficina física en tu negocio. Además, también podrás utilizar la dirección para recibir tus paquetes o cualquier tipo de correspondencia.
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